¿Comes en exceso o demasiado poco
y no te puedes controlar?
No juegues con tu salud. Estas y otras conductas
relacionadas con la comida no son hábitos inofensivos,
sino verdaderas enfermedades, que interfieren con la vida
diaria y pueden llegar a ser muy graves.
Es esencial que aprendas a reconocerlas, para que puedas
ponerles remedio antes de que sea demasiado tarde.
(Los desórdenes alimenticios afectan cuerpo, mente y alma)
Cuando Adela, de 17 años, se puso a dieta para bajar de peso (aunque no tenía sobrepeso), su familia lo atribuyó a la moda entre las chicas adolescentes de estar súper delgadas. Pero cuando empezó a rechazar la comida porque “estaba gordísima”, aunque cada vez bajaba más, su mamá se alarmó y la llevó al médico.
Tras varias investigaciones, el médico la remitió a un especialista en desórdenes alimenticios (o desórdenes alimentarios), que determinó que Adela padecía de anorexia nerviosa.
Gracias a un tratamiento adecuado y a que su mamá actuó con rapidez, Adela pudo superar su problema y hoy su peso es normal, aunque está consciente de que no puede descuidarse. Y es que los desórdenes alimenticios, si no se tratan a tiempo, pueden causar problemas serios de salud y hasta pueden causar la muerte.
Los desórdenes alimenticios actualmente afectan a millones de personas. Los padecen tanto los hombres como las mujeres, aunque ocurren con más frecuencia en las mujeres; y suelen empezar en la adolescencia, aunque a veces se desarrollan más adelante o durante la infancia.
Para que te hagas una idea más exacta de la magnitud del problema, te damos algunas estadísticas (aunque los datos pertenecen a Estados Unidos, el problema trasciende las fronteras y afecta a las personas de todos los países):
Como te habrás dado cuenta, este tipo de trastorno está más difundido de lo que parece. Los pueden desencadenar muchos factores, entre ellos, el estrés, la cultura, la biología, los hábitos familiares y la presión social para ser delgadas. Los más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno por atracón. Veámoslos ahora en un poco más de detalle:
La Anorexia Nerviosa
Los que la padecen desarrollan un temor anormal a subir de peso, y se ven a sí mismos gordos, aunque estén peligrosamente delgados. Controlar lo que comen se convierte en una obsesión y sus comidas se limitan a cantidades mínimas de algunos alimentos “que no engordan”.
Con frecuencia hacen ejercicios compulsivamente y hasta toman píldoras de dieta. Pero a veces se dan atracones, seguidos siempre de una dieta extrema, vómitos inducidos y abuso de laxantes y diuréticos. También pueden sentir depresión, ansiedad e ideas de suicidio.
Síntomas que la caracterizan:
A medida que la enfermedad progresa, aparecen otros síntomas que pueden incluir: pérdida de masa ósea ( de hueso), piel reseca y cetrina, cabello y uñas quebradizos, estreñimiento, presión arterial baja, pulso lento, daño cerebral, anemia, problemas cardíacos, crecimiento de vello en el cuerpo, gran sensibilidad al frío, cansancio perenne, debilidad muscular e infertilidad.
La Bulimia Nerviosa
Se caracteriza por ciclos frecuentes e incontrolables: el persona enferma ingiere grandes cantidades de comida, y después compensa con vómitos forzados, abuso de laxantes, ejercicios excesivos o ayunos (a veces una combinación de todo).
Estos ciclos pueden repetirse varias veces a la semana, y en ocasiones varias veces al día. Igual que la anorexia, la persona afectada siente un miedo enfermizo a engordar, quiere bajar de peso a toda costa (aunque no lo necesite) y tiene una imagen distorsionada de su cuerpo.
En su afán de bajar de peso, a veces abusa de las píldoras de dieta. A diferencia de la anorexia, la persona no es extremadamente delgada. Su peso es normal, y a veces hasta tiene un poco de sobrepeso.
Su conducta es secreta, ya que parte del problema es un sentimiento de vergüenza y enojo o rabia contra sí misma, lo que la hace renuente a admitir su problema. Pero la bulimia no es una sentencia de muerte: el tratamiento correcto puede detener el ciclo.
Síntomas que la caracterizan.
El Trastorno por Atracón
Es el más común de los desórdenes alimetarios, y puede ocurrir a causa de: estrés, ansiedad, depresión o simple aburrimiento.
La persona pierde el control sobre su alimentación, y come compulsivamente, a veces sin hambre.
A diferencia de la bulimia, no recurre a vómitos, purgas, ejercicios o ayunos, y como consecuencia tiene sobrepeso o es obesa. Debido a eso, tiene más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares e hipertensión. Suele experimentar sentimientos de culpa, vergüenza y angustia, que la lleva a más atracones.
Algunos psicólogos también consideran como desorden
alimenticio la ortorexia, que consiste en la obsesión de
algunas personas por consumir sólo ciertos alimentos que
consideran perfectos para ellas, hasta el punto de que ven
mermada su nutrición y calidad de vida.
Además, algunos individuos tienen fobias alimenticias sobre
lo que pueden o no comer. Un desorden frecuente en los niños es la pica, que consiste en la ingestión de sustancias
no comestibles como pelo, madera, carbón, etc.
Los desórdenes alimenticios o alimentarios son enfermedades serias, que requieren tratamiento médico tanto físico como mental, ya que sus causas son una interacción compleja de factores genéticos, biológicos, de conducta, psicológicos y sociales.
¿Cuál es el tratamiento?
Si notas que tus hábitos de alimentación afectan tu vida, tu salud, tu bienestar o tu capacidad para concentrarte, busca ayuda médica sin demora. Por lo regular, el tratamiento más efectivo es combinar psicoterapia (incluyendo a menudo la terapia de familia) con medicamentos y atención profesional a tus necesidades nutricionales.
Importante: ¡adquiere una imagen positiva de ti mismo(a)!
Sin descuidar la atención médica esencial si padeces de un desorden alimenticio, ayuda a combatirlo elevando tu autoestima.
En vez de criticar tu cuerpo, procura pensar en las cosas buenas que puedes hace para ti (caminar, correr, bailar, respirar, dormir, reír…), y haz una lista de las cualidades que te gustan de ti mismo(a) que no están relacionadas con tu peso.
Busca ropa que te quede bien, y que realce tus puntos fuertes y minimice los débiles. Sobre todo, aprende a quererte y a mimar tu cuerpo. Si te aceptas como eres, actúas con seguridad y eres receptivo(a) a nuevas ideas, te sentirás satisfecho(a) contigo mismo(a).
¡Y eso también es un arma contra los desórdenes alimenticios!